miércoles, 8 de octubre de 2014

LA ORATORIA

LA ORATORIA


La oratoria es el conjunto de principios y técnicas que permiten expresarnos con
claridad, desenvoltura y sin desconfianzas ante un público, con el propósito de narrar un determinado mensaje.
Según la Real Academia Española: la oratoria es la Habilidad de hablar con elocuencia, de deleitar, convencer y conmover por me dio de la palabra.
Se llama oratoria al arte de hablar con elocuencia. La oratoria también es un género literario formado por el discurso, la disertación, el sermón, el panegírico, entre otras varias.
Este segundo sentido más amplio se aplica a todos los procesos literarios que están planteados con la intención persuasiva, tales como la conferencia, la charla o las exposiciones. Esta finalidad de persuadir al receptor es la que diferencia la oratoria de otros procesos comunicativos orales. Asimismo la finalidad de la didáctica es enseñar y la de la poética deleitar, lo que procura la oratoria es convencer de algo. La persuasión consiste en que con las razones que uno expresa oralmente se induce, mueve u obliga a otro a creer o hacer una cosa. Ahora bien, no es su única finalidad. La intención de la oratoria pública puede marchar desde transmitir información a motivar a la gente para que actúe, o sencillamente relatar una historia. Los buenos oradores deberían ser capaces de modificar las emociones de sus espectadores y no sólo informarlos.
La oratoria puede ser una eficaz herramienta que se utiliza para propósitos tales como la información, persuasión, motivación, influencia, traducción o simple entretenimiento.
La Oratoria, es uno de los elementos básicos en la unión de criterios, y la comprensión y el estímulo de multitudes.
Su intrínseca facultad de la oratoria, está inmerso en cada ser humano, aflorarlo y desarrollarlo es una de las metas de las personas que buscan un bienestar.

HISTÓRIA.-  La oratoria nació en Sicilia y se desarrolló fundamentalmente en Grecia, donde fue considerada un instrumento para alcanzar prestigio y poder político. Había unos profesionales llamados logógrafos que se encargaban de redactar discursos para los tribunales.
El más famoso de estos logógrafos fue Lisias. Sin embargo, Sócrates creó una famosa escuela de oratoria en Atenas que tenía un concepto más amplio y patriótico de la misión del orador, que debía ser un hombre instruido y movido por altos ideales éticos a fin de garantizar el progreso del estado. En este tipo de oratoria llegó a considerarse el mejor en su arte a Demóstenes.
De Grecia la oratoria pasó a la República Romana, donde Marco Tulio Cicerón lo perfeccionó. Sus discursos y tratados de oratoria nos han llegado casi completos. Durante el imperio Romano, sin embargo, la oratoria entró en crisis por cuenta de su poca utilidad política en un entorno dominado por el emperador, aunque todavía se encontraron grandes expertos en ese arte como Marco Fabio Quintiliano; los doce libros de su De institutione oratoria se consideran la cumbre en cuanto a la teoría del género. Sin embargo, como ha demostrado Ernest Robert Curtius en su Literatura europea y Edad Media latina, la Oratoria influyó poderosamente en el campo de la poesía y la literatura en general pasándole parte de sus recursos expresivos y retorizándo la en exceso.

GÉNEROS.- Originalmente, la oratoria se dividía en varias partes. Anaxímenes de Lámpsaco propuso una clasificación tripartita que asumió después Aristóteles.
·         Oratoria forense o judicial.-La oratoria judicial o forense2 se ocupa de acciones pasadas. Al género judicial lo califica un juez o tribunal que establecerá conclusiones aceptando lo que el orador presenta como justo y rechazando lo que presenta como injusto.

·         Oratoria política o deliberativa.- La oratoria política se ocupa de acciones futuras. Al género deliberativo o político lo califica el juicio de una asamblea política que acepta lo que el orador propone como útil o provechoso y rechaza lo que propone como dañino o perjudicial.


·         Oratoria epidíctica o demostrativa.- El género demostrativo o epidíctico se ocupa de hechos pasados, pero, al contrario que el género judicial, se dirige a un público que no tiene capacidad para sancionar los hechos mismos, o influir sobre el asunto tratado; sino tan solo de asentir o disentir sobre la manera de presentarlos que tiene el orador, alabándolos o vituperándolos. Está centrado en lo bello y en su contrario, lo feo. Sus polos son, pues, el encomio y el denuesto o vituperio.

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